martes, 2 de febrero de 2010

Perspectivas de los recursos hídricos frente al cambio climático




Una de las consecuencias más importantes del Calentamiento Global y de los Cambios Climáticos derivados de dicho calentamiento, es la relacionada con los ciclos hidrológicos regionales y los cambios que podrían ocurrir en la cantidad y calidad de los recursos hídricos y en las obras hidráulicas construidas y por construirse.


El agua es uno de los recursos potencialmente más vulnerables a los cambios climáticos. A pesar del enorme volumen de agua que existe en el planeta, 1,41 mil millones de km3, sólo el 2% es agua dulce, la mayor parte de la cual (alrededor del 87%), se encuentra en capas de hielo, glaciares y aguas subterráneas, y un 13% (unos 2000 km3) es la cantidad de agua disponible, que se encuentra en ríos, lagos y otros cuerpos de agua dulce.
Los posibles impactos regionales de los cambios climáticos sobre el escurrimiento superficial y el caudal, deben evaluarse por medio de modelos hidrológicos adecuados y sobre la base de escenarios climáticos plausibles, de cambios en la precipitación, temperatura
y radiación, a objeto de precisar la sensibilidad de las características hidrológicas de una cuenca o región.

También se requiere evaluar los posibles efectos, directos e indirectos, de los cambios climáticos (precipitación, temperatura y otras variables) sobre la evaporación, evapotranspi-ración y balance hídrico, a objeto de inferir las posibles consecuencias sobre la vegetación, los recursos hídricos y la producción agrícola.

Los impactos de los cambios climáticos sobre los recursos hídricos van a depender de las condiciones que se tomen como base, de los mismos sistemas hídricos y de la habilidad de los administradores de dichos sistemas, para responder no sólo al cambio climático, sino también al crecimiento de la población y de las demandas, mejoras en la tecnología y cambios en las condiciones sociales, económicas y en la legislación. (IPCC, 1996. “Climate Change 1995”, Cambridge Univ. Press). Con respecto a lo anterior, los países menos desarrollados presentan serias desventajas en comparación con los más desarrollados; ya que los costos para enfrentar los problemas hídricos causados por los cambios climáticos podrían ser mayores, en el primer caso, e incluso inmanejables. Los países más desarrollados han implementado sistemas integrados de manejo del agua, mejores infraestructuras, mejor organización institucional; a la vez que han promovido eficientes programas de conservación de aguas, así como de monitoreo y predicción de inundaciones y sequías.

Entre los enfoques metodológicos desarrollados recientemente para abordar este problema, se señalan los siguientes:

1.- Análisis de las variaciones a largo plazo en la escorrentía y elementos meteorológicos durante períodos del pasado,
2.- empleo de métodos de balance hídrico durante un largo período de tiempo,
3.- empleo de los modelos de circulación atmosférica, y
4.- empleo de modelos hidrológicos deterministas.

¿Cuánta agua tenemos?

Situación actual de la disponibilidad natural del agua en Venezuela

La planificación del manejo y gestión de los recursos hídricos en Venezuela se inicia hacia la década de los años 1950, y experimenta un desarrollo significativo en las décadas siguientes, debido principalmente al interés en incrementar la oferta, básicamente mediante la construcción de sistemas de presas, embalses e infraestructura de riego. Los aportes provenientes de la exportación de petróleo, en una situación de precios ventajosos, permitió que el Estado hiciera fuertes inversiones en desarrollos de aprovechamiento hidráulico, algunos, aún hoy en día, no plenamente utilizados.
En 1977, se crea el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR), ente que asume gran parte de las competencias del disuelto Ministerio de Obras Públicas y de otros organismos como el Ministerio de Agricultura y Cría. Con la creación del MARNR, tanto la fase de planificación del aprovechamiento de los recursos hídricos como los aspectos relacionados con la protección y conservación, quedan bajo la responsabilidad de un solo ente ministerial.
La disponibilidad natural de agua en Venezuela está constituida por el balance entre las entradas, representadas por la precipitación y los aportes laterales provenientes de Colombia, y las salidas representadas por las pérdidas por evaporación, evapotranspiración y flujos transfronterizos hacia Brasil y Guyana.

Escenarios de cambio climático

A pesar de los grandes avances que han experimentado las ciencias atmosféricas en las últimas décadas, aún no estamos en capacidad de hacer predicciones del clima futuro. Los modelos de circulación general de la atmósfera o modelos climáticos, nos permiten hacer proyecciones hacia el futuro, en forma de escenarios basados en premisas de condiciones actuales y en hipótesis de crecimiento demográfico, de comportamiento económico de los diferentes países y de la efectiva implementación de medidas de mitigación.
Una proyección del clima es la respuesta del sistema climático a escenarios de emisión de gases de efecto invernadero y aerosoles, que resultan de proyecciones del crecimiento demográfico, económico y tecnológico en las distintas regiones del mundo; proyecciones que están sujetas a diferentes grados de incertidumbre.
Los escenarios de cambio climático, que para Venezuela, se han generado en dicho proyecto, han seguido los lineamientos impartidos por el IPCC. Los resultados generales indican cambios en la precipitación anual entre -2,0 y -8,7 % para los años 2020, 2040 y 2060, y cambios en la temperatura media anual entre 0,5º y 1,8º C para los mismos años.


Posibles impactos sobre los recursos hídricos

La parte del Proyecto relacionada con los posibles impactos de los cambios climáticos sobre los recursos hídricos en Venezuela, aún está llevándose a cabo en el Centro Interamericano de Desarrollo e Investigación Ambiental y Territorial (CIDIAT). En él se plantea la simulación de la escorrentía en cuencas seleccionadas, el análisis y evaluación de las respuestas hidrológicas a cambios en la precipitación y temperatura, producidos por el forzamiento del cambio climático, así como una evaluación preliminar de los posibles efectos sobre los almacenamientos subterráneos y la variación en la oferta en función de los diferentes usos del recurso.
De manera preliminar, se pueden señalar algunas apreciaciones relacionadas con la parte de impactos. En primer lugar, el problema hay que dividirlo en dos grandes aspectos: el uso consuntivo y el uso no-consuntivo del agua.
Entre los renglones de uso consuntivo del agua, la destinada para la agricultura reviste cierta importancia, ya que en Venezuela la demanda de agua para riego es cada vez mayor. En un estudio realizado por González (González, A. 2000. “Infor-me Nacional sobre la Gestión del Agua en Venezuela”. Caracas), se indica que la demanda agregada nacional alcanzaba a 11.907 Mm3, para finales de la década de 1990. A pesar de que existe una importante superficie del país dotada de infraestructura de riego, muchos de los sistemas, instalados hace ya varias décadas, requieren cuantiosas inversiones para su eficiente funcionamiento.
Los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos para uso consuntivo, requieren ser analizados junto con los efectos directos e indirectos sobre los cultivos, que incluyen rendimientos agrícolas, pestes y enfermedades y cría de animales. Sobre estos aspectos se ha hecho un importante progreso en diferentes regiones del mundo, pero muy poco en Venezuela. Las zonas más vulnerables son las que experimentan importantes fluctuaciones pluviométricas interanuales (zonas de transición entre climas subhúmedos y secos), donde la menor cantidad de humedad disponible, junto a mayores pérdidas por evaporación pueden reducir la capacidad de producción. En el caso de agricultura de secano, los efectos pueden conducir a una disminución de la superficie bajo cultivo, y en el caso de agricultura bajo riego, si no se aumenta su eficiencia, se pueden ver afectados los rendimientos o incluso el área sembrada; ya que de acuerdo con los escenarios propuestos habría una disminución significativa de la cantidad de agua disponible y un incremento de las pérdidas por evaporación. Por ejemplo, una disminución de la precipitación en el orden del 10%, acompañada por un incremento en la evapotranspiración del 15%, podría inducir a una disminución de hasta 30% de la superficie bajo riego, si no se toman medidas adecuadas de mitigación y adaptación.
Además de los posibles efectos, antes señalados, las alteraciones en el patrón de las lluvias (variación temporal) pueden afectar el calendario de las actividades agrícolas; por ejemplo, pueden obtenerse menores rendimientos en zonas semiáridas donde los cambios en las precipitaciones, temperatura y evaporación, reduzcan la cantidad de agua disponible para los cultivos.

Otros usos consuntivos del agua

Entre estos el más demandado es el suministro de agua para uso doméstico, municipal, industrial y generación de energía. El informe del IPCC antes citado, señala un incremento mundial en la demanda per-cápita del 21% para el período 1991 - 2021, con un aumento adicional del 5% debido al efecto del calentamiento global.
Sobre el uso industrial del agua, los diferentes estudios indican que las repercusiones directas podrían ser despreciables, ya que la mayor parte de las actividades industriales no dependen tanto del clima; o en aquellos casos en que hay cierta influencia se pueden encontrar soluciones tecnológicas, por ejemplo a través de la climatización de los espacios de trabajo.
En Venezuela, alrededor del 70% de la electricidad se genera en centrales hidroeléctricas. Setenta y cinco por ciento de la hidroelectricidad proviene de los sistemas instalados en las cuencas de los ríos Caroní y Caura, 17% se hace a través de los sistemas instalados en Los Andes y 8% en la región de la Sierra de Perijá. Reducciones en la precipitación (como las señaladas en los escenarios antes indicados) podrían afectar los caudales de las cuencas en las que se encuentran instalados estos sistemas hidroeléctricos.

Uso no consuntivo del agua

En el informe sobre “Cambio Climático y Gestión del Agua en América Latina y El Caribe” (CEPAL, 1993), se indica que ante un escenario de mayores temperaturas del agua y menores caudales, los problemas de contaminación de este elemento se agravarán y se requerirá la adopción de normas más estrictas de tratamiento de aguas residuales para mantener los niveles de calidad del recurso. Entre los aspectos que se verían afectados están: la proporción de oxígeno disuelto, sedimentos en suspensión, coliformes fecales, efluentes químicos tóxicos, nitrógeno, fósforo, así como el grado de salinidad y acidez.
Los caudales bajos, son un aspecto preocupante en nuestro país, ya que prácticamente la mayor parte de los desechos humanos e industriales se vierten a los cursos de agua, sin tratamiento previo, y una parte importante de la población no tiene acceso al agua potable.
Otros cuerpos de agua, como lagos, lagunas y ciénagas podrían disminuir sus volúmenes y debido al aumento de temperatura se intensificaría el crecimiento de algas.

Comentarios finales

Venezuela presenta un marcado contraste entre la distribución de la población, concentrada principalmente en el norte, y la de la oferta de agua, muy abundante en la franja sur del territorio. Ante este panorama, los efectos adversos del cambio climático podrían agravar, aún más, la situación de presión que sobre los recursos hídricos ejercen otros factores, aunado al hecho de que el problema no es sólo de la oferta del recurso, sino también su calidad.
La adopción de adecuadas medidas de adaptación y mitigación, frente al cambio climático, podrá garantizar que podamos armonizar el crecimiento demográfico y económico de las próximas décadas con las limitaciones que se puedan presentar en la oferta de agua. En este sentido, se deben implementar planes de manejo de los recursos hídricos, que sean el resultado de una interacción bien planeada y concebida entre la tecnología, la sociedad, la economía y las instituciones, con el pro-pósito de balancear la oferta y la demanda del recurso, ante escenarios de ocurrencia de extremos hidrológicos.
* Profesordel Instituto de Ciencias Ambientales y Ecológicas (ICAE). Facultad de Ciencias. Universidad de Los Andes.


PROBLEMAS DE LAS CUENCAS HIDROGRAFICAS EN VENEZUELA


Proceso de erosión del suelo en la cuenca del río Yaracuy


Los principales problemas que enfrentan las cuencas hidrográficas en Venezuela están asociados a la ocupación humana del territorio y al cambio de uso de la tierra. Estas situaciones son producto de problemas habitacionales y de la necesidad de tierras para la actividad agrícola, causas que han conducido a la deforestación de bosques en las zonas altas de las cuencas.


Los impactos ambientales más significativos de estos procesos son:Degradación de los suelos. Se refiere a la alteración de las propiedades físico-químicas del suelo relacionadas principalmente con su estructura. Esta modificación se origina por la erosión y la compactación del suelo, derivada de la deforestación por tala y quema, así como por el intenso laboreo con fines agropecuarios y el uso de máquinas pesadas.Generación y arrastre de sedimentos. Como consecuencia de la erosión, se movilizan grandes cantidades de sedimentos. Éstos no sólo contaminan los cuerpos de agua, sino que se depositan en el lecho de ríos, lagos, lagunas y represas, alterando su estructura y dinámica hidrológica.Alteración del régimen fluvial. La deforestación y la compactación del suelo modifican los procesos de infiltración y escurrimiento superficial del agua. Esto ocasiona una reducción de los depósitos de agua subterránea (por disminución de la infiltración) así como un incremento de la escorrentía del agua de lluvia, lo cual puede contribuir con el desarrollo de inundaciones.Contaminación de las aguas y los suelos.


Además de la contaminación generada por el arrastre de sedimentos, las prácticas agrícolas incrementan esta situación debido a la utilización de productos químicos como fertilizantes y plaguicidas. Estos compuestos son arrastrados por el agua de riego o de lluvia hasta otras zonas, donde contaminan tanto el agua como el suelo.Disminución de la biodiversidad. Como consecuencia de la contaminación se genera un impacto sobre las formas de vida de los ambientes locales y de aguas abajo de los lugares intervenidos. Esto ocasiona pérdida de biodiversidad, lo cual a su vez altera los ritmos ecológicos de relaciones entre especies, como las cadenas alimentarias y los controles biológicos naturales.De igual modo, la salud humana puede verse afectada a causa de la transmisión de agentes tóxicos a través de alimentos cosechados en suelos contaminados o regados con aguas con características químicas alteradas.

Venezuela se prepara para el cambio climático


El cambio climático es una realidad y Venezuela está tomando medidas para adecuarse a ese fenómeno que afecta a todo el planeta, afirmó el director general de Cuencas Hidrográficas del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (Minamb), Rodolfo Roa.
Algunos cambios observados en el siglo XX, dijo el funcionario del Minamb, como el decrecimiento de temperatura máxima media, el aumento de la mínima media en los últimos años, la disminución de la precipitación anual total entre los años 1950 y 1998 en casi todo el país, son entre otros, indicadores del cambio que nos afecta.
ACCIONES PARA ENFRENTAR EL CAMBIO CLIMÁTICO

Para adecuarse a esta situación, Roa explicó que Venezuela viene desarrollando de manera sistemática, acciones para contrarrestar los efectos negativos de ese fenómeno. “Aquí se ha conformado un grupo de trabajo que adelanta una especie de inventario de las cosas que se hacen en materia de cambio climático”.
En el caso específico de la Dirección General de Cuencas Hidrográficas del Minamb, informó que se está preparando la “Segunda Comunicación Nacional de Cambio Climático”, ya Venezuela entregó, en el año 2005, su primera comunicación a la Organización de Naciones Unidas.
Estos documentos contienen, entre otras cosas, datos sobre inventario de recursos, caracterizaciones climáticas, así como precisiones sobre las emanaciones de gases de efecto invernadero.
Este segundo documento contendrá las circunstancias nacionales tomando en cuenta los cambios que se han producido en el país durante los últimos años, considerando las estrategias del Gobierno Bolivariano para la integración regional y los acuerdos de cooperación internacional.
De igual forma, se plasmarán los programas, políticas y medidas sectoriales para enfrentar el cambio climático así como el inventario actualizado de gases de efecto invernadero, el impacto de los cambios que se producen sobre los recursos hídricos, en los marino costeros, el incremento del nivel del mar y el impacto del Cambio Climático sobre la salud, añadió Roa.
La Segunda Comunicación Nacional, sin duda, expresó, contribuirá al fortalecimiento de la gestión estratégica ambiental mediante el establecimiento de medidas de adaptación y evaluación de los grados de vulnerabilidad en el país.


CAMBIO CLIMÁTICO Y PÉRDIDA DE CALIDAD EN LOS SUELOS

La Dirección General de Cuencas Hidrográficas del Minamb es, además, el responsable de llevar adelante los compromisos del país en la Convención de Desertificación de la Organización de Naciones Unidas y ha venido asumiendo actividades y desarrollando programas relacionados con el Cambio Climático y la afectación de los suelos que éste produce, aclaró.
En este sentido manifestó que se han creado los Comités Regionales de Lucha contra la Desertificación y la Sequía en los estados afectados por este fenómeno en el país, los cuales están conformados por representantes de los gobiernos locales y las comunidades. Esos comités evalúan las situaciones particulares de la región y presentan los proyectos que consideran adecuados para enfrentar la situación, puntualizó.
Recordó el apoyo que el Minamb otorga, desde hace años, a proyectos como el de los estados Lara y Falcón cuyo acrónimo es Prosalafa (Proyecto de apoyo a pequeños productores y pescadores de la zona semi-árida de los estados Lara y Falcón), que atiende a las comunidades rurales que crían caprinos, construyendo lagunas para abrevar este tipo de ganado, así como la realización de prácticas agrícolas adaptadas a esas zonas áridas.
“Combatir la desertificación es también luchar contra la pobreza”, expresó. Por ello, el Minamb asume este apoyo a esos proyectos que hacen sustentable la vida en lugares con suelos degradados.
“Desde el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente se promueve la participación de la comunidad organizada, en la solución de sus problemas de relación con la naturaleza”.
“Es así como se apoya la formación de los Comités Conservacionistas, que trabajan en las zonas de vocación forestal. “Árbol Misión Socialista y las Mesas Técnicas de Agua, se han convertido en nuevas forma de organización social, lo que facilita la atención de las necesidades de la población, especialmente la de bajos recursos económicos”.
ENERGÍAS COMPLEMENTARIAS

Venezuela es un país petrolero, dijo, y lo será durante muchos años. “Sin embargo, es política del Estado la promoción de energías complementarias como son las Hídrica, Eólica (producida a partir del viento) y la Solar”.
Al respecto, Roa mencionó el apoyo que el Minamb otorga, en la Guajira, estado Zulia, a un proyecto con paneles solares, en el que se conjugan los esfuerzos de una organización no gubernamental alemana con los gobiernos de Cuba y Venezuela, para entregar energía a una comunidad indígena que está situada muy lejos de los servicios de electricidad. En esa comunidad ahora tienen electricidad para la atención de la salud en el dispensario, se iluminan la escuela y otros locales, además de facilitar las labores de cocina y otras actividades que requieren energía para funcionar.
También se puede mencionar el proyecto del Parque Eólico de Falcón, que avanza desde hace algún tiempo, así como el esfuerzo que adelanta desde Fundaelect, una organización adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Energía y Petróleo para iluminar, a partir de celdas solares, espacios públicos y lugares apartados del territorio nacional.
Roa hizo referencia también a proyectos específicos de conservación de cuencas como la del río Caroní para desarrollar el plan de manejo de esa cuenca, en la que se encuentra el caudal que genera gran parte de la energía eléctrica que utiliza Venezuela.
El Ministerio del Poder Popular para el Ambiente desarrolla así, a través de la Dirección General de Cuencas Hidrográficas, una serie de acciones que contribuyen a enfrentar el fenómeno mundial de Cambio Climático, teniendo como premisas fundamentales el apoyo a las nuevas formas de organización social, el impulso al desarrollo de energías complementarias así como la investigación que soporta documentos tan importantes como la Segunda Comunicación Nacional de Cambio Climático.

PROBLEMAS AMBIENTALES EMBLEMATICOS EN VENEZUELA



Venezuela sigue atravesando una grave situación ambiental producto de un modelo desarrollista que le ha impuesto la clase dirigente de ayer y de hoy, afectando particularmente regiones de alta fragilidad y valor ecológico, como las selvas de Guayana y el Amazonas. Bajo un esquema de desarrollo sin conciencia ecológica que se remonta a los años 50, tanto los políticos que han dirigido el Estado venezolano como los sectores privados nacionales e internacionales que piensan sólo en el negocio a corto plazo, vienen arrasando con nuestros ecosistemas tropicales generando pobreza y destrucción para las futuras generaciones y la extinción de seres vivos que han convivido en equilibrio sin intervención del hombre, poniendo en riesgo incluso especies que pueden ser fuente de biomedicina para muchas enfermedades que actualmente sufre la Humanidad.

Así se vienen presentando distintos casos que son resultado de actividades económicas, o de megaproyectos estatales, a espaldas de las comunidades locales, con repercusiones ambientales y sociales incuantificables, que requieren una respuesta oportuna de la comunidad nacional e internacional y los ecologistas venezolanos lo asumimos, tales como:


> La Reserva Forestal Imataca, área rica en bosques lluviosos de gran biodiversidad pero de alta susceptibilidad a la actividad aurífera, la cual implica grandes deforestaciones y contaminación con mercurio y cianuro. Desde ese año venimos luchando contra esa política minera y todavía exigimos la derogatoria del cuestionado Decreto (aún no resuelto a pesar del discurso presidencial) para que sea sustituido por una normativa, previa consulta pública adecuada, que no perjudique al área protegida.


>La explotación de carbón en la Sierra de Perijá, a cielo abierto, que viene destruyendo las cuencas hidrográficas más importantes del Estado Zulia a pesar de la oposición de las comunidades locales y en especial de los indígenas Barí y Yuckpa. A esto se le suma la proyección de un puerto carbonífero denominado "América", en la entrada al Lago de Maracaibo, que de construirse afectaría la pesca artesanal y el turismo y sólo dejaría más contaminación a las aguas aledañas.


> La minería en las áreas protegidas del Estado Bolívar que protegen a la cuenca del río Caroní, actividad que viene destruyendo los bosques guayaneses con deforestaciones, sedimentación y contaminación de los ecosistemas y del hombre. Todo esto sin importar que dicha cuenca aporta el agua que abastece el consumo de los principales centros poblados de la región y a la represa del Gurí, que produce por lo menos el 70 % de le energía eléctrica del país.

> La construcción del tendido eléctrico a Brasil atravesando varias áreas protegidas de Guayana, entre la que destacan el Parque Nacional Canaima, la Reserva de Imataca y la Zona Protectora Sur de Bolívar, que junto a otras infraestructuras y un marco legal minero favorable a las transnacionales, sólo sirve para fomentar los intereses del oro y diamantes, impactando el ambiente e irrespetando a las comunidades indígenas Pemón que viven en la Gran Sabana.


> La contaminación petrolera producto principalmente de los continuos derrames que ocurren los cuales vienen acabando con el Lago de Maracaibo y afectan ríos y campos agrícolas del occidente y oriente del país. Hasta la fecha el Estado no ha emprendido una política de promover fuentes energéticas alternativas a pesar del daño ambiental que ocasiona el petróleo, responsable en parte de los cambios climáticos que ocurren en el mundo.


> La extracción de hidrocarburos en el Delta del Orinoco, donde habitan los indígenas Waraos. Esta región conforma uno de los ecosistemas más frágiles del país, ya que cualquier contaminación química lo afecta en su conjunto. El Delta requiere ser protegido integralmente y suprimirse la actividad petrolera la cual ya viene haciendo estragos en sus caños.


> El saque y tráfico de madera en todo el territorio nacional, y en especial en los bosques cercanos a las ciudades, como los de la Serranía del Interior, la Península de Paria y el Macizo de Nirgua. Situación que es producto de la falta de vigilancia y a la corrupción de funcionarios públicos.


> La modificación y perturbación de ecosistemas costeros del país, tales como la Ciénaga de Los Olivitos en el Zulia, Morrocoy en Falcón o Playa Valdés en Nueva Esparta, no importando la figura de protección legal del área ni mucho menos las poblaciones aledañas, sólo para beneficiar intereses económicos ajenos a la nación y afectando a muchas comunidades de pescadores venezolanos.


> La contaminación del aire y de las aguas en las ciudades sin que se produzcan medidas de control eficientes por parte de las autoridades, debido también a la falta de conciencia social sobre las implicaciones a la salud y al ambiente.

Geógrafo Jorge Padrón

Deterioro de las Cuencas:

CUENCA DEL ORINOCO

CUENCA DEL GUARICO


¿Un Problema Irremediable?
La degradación y deterioro de las cuencas hidrográficas es uno de los problemas ambientales de mayor significación que enfrentan los países en el mundo. En particular, la degradación de los suelos está contribuyendo al estancamiento de extensas áreas potencialmente agrícolas, cuya vulnerabilidad se incrementa a medida que se intensifica el uso de la tierra por actividades agrícolas y otros usos del territorio.

Sobre este particular destaca el Banco Mundial (1992: 6) " (...) las pérdidas de potencial productivo atribuibles al agotamiento de los suelos puede alcanzar anualmente un 0,5% a 1,5% del PBI en algunos países". En este sentido, resulta bastante comprometedor estas estimaciones señaladas por el Banco Mundial (BM), especialmente en países con base económica agrícola, en donde la pobreza, el desempleo y las malas condiciones de salud y saneamiento son problemas generalizados.
Como resultado de esta problemática de erosión y deterioro de las cuencas. la Declaración de Río Sobre el Ambiente y el Desarrollo es precisa al destacar entre uno de sus principios lo siguiente: el derecho de los seres humanos a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza; el deber de los Estados de utilizar un criterio de precaución para la protección del ambiente sin que aluda a la falta de certeza científica para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos a fin de impedir la degradación del ambiente cuando haya peligro de daño grave o irreversible.
Con relación a estos principios, el Programa 21 fija las pautas sobre el desarrollo sustentable de zonas de montaña, en este sentido establece en su capítulo 13 que " Las montañas son una fuente importante de agua, energía y diversidad biológica (...) Son susceptibles de erosión acelerada de los suelos, desprendimiento de tierra y un rápido empobrecimiento de la diversidad genética y del hábitat (...)." En este orden de ideas , incluye dos esferas de programas:

  • Generación y consolidación de conocimientos sobre la ecología y el desarrollo sustentable de los ecosistemas de montañas.

  • Promoción del aprovechamiento integrado de las cuencas hidrográficas y de otros medios de vida.
Sobre esta última esfera de programas deseo realizar algunas consideraciones en cuanto a la interrogante presentada como título de este artículo, y en particular sobre la experiencia venezolana:

En función a lo señalado por la Agenda 21 sobre esta esfera de programa, es preciso destacar que el 10% de la población mundial vive en las zonas de laderas altas de las montañas y el 40% ocupa las zonas adyacentes de las cuencas bajas y medias. En Venezuela según información del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR. 1992: 85): "Actualmente, la población asentada en los tramos altos de las cuencas, al norte del río Orinoco, representa el 30% de la población total del país (7.300.396 millones de habitantes, según estimaciones a 1999 de la Oficina Central de Estadística e Información): la superficie de esos tramos altos de las cuencas corresponden aproximadamente al 14.5% del territorio nacional (unos 132.000 Km²) y su importancia se pone de manifiesto en que esos tramos generan un potencial hidráulico con fines múltiples."
Sin embargo, de este potencial hidráulico depende una infraestructura hidráulica de gran importancia para el desarrollo de las diversas actividades que los Venezolanos realizamos; siendo así que dicha infraestructura está constituida por más de 100 presas o embalses, de las cuales existen cinco (5) hidroeléctricas, cuarenta y siete (47) para abastecimiento de agua urbana, veintinueve (29) para riego y dieciocho (18) para usos múltiples, que están siendo seriamente afectadas por la erosión y la sedimentación originada en el mal uso de la tierra con fines económicos de producción y el cual a su vez, es consecuencia entre otros de una falta de aplicación de planes de ordenación y manejo, de vigilancia y control y educación ambiental.

En cuanto a los problemas de conservación, es preciso señalar que no escapa de la problemática ambiental al principio esgrimida; en este sentido, el régimen de escorrentía en las cuencas hidrográficas Venezolanas produce constantemente, en mayor o menor grado, fenómenos de erosión natural, deterioro de los suelos, alteración del régimen hidráulico y el aumento del transporte de sólidos en suspensión, todo esto debido a la fuerte intervención antrópica incontrolada de las laderas mas inclinadas y frágiles geológicamente que aceleran la consiguiente formación de cárcavas.

Ante este escenario que presenta Venezuela en relación a las cuencas, es propicio formularse las siguientes interrogantes:
¿Es realmente una situación compleja los problemas socio-ambientales que se presentan en las cuencas?
¿Cuál es el rol de las instituciones involucradas para encarar la conservación y manejo de las cuencas hidrográficas?
Pues bien, estas y otras interrogantes son válidas ya que se requiere una mayor contundencia para responderlas; no obstante, es preciso destacar que en Venezuela, a través del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR) durante las últimas tres décadas ha comprometido su pensamiento y acción con el movimiento ambientalista mundial y regional.
En este sentido, ha seguido con algunas fallas o debilidades un programa orientado a la conservación y manejo integrado de cuencas hidrográficas prioritarias, siguiendo los lineamientos del capítulo 13 de la Agenda 21 de la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre el Ambiente y el Desarrollo.
El mencionado programa forma parte de la política de apoyo al desarrollo para el mejoramiento de las condiciones de vida, en especial, de grupos de población desfavorecidos asentados en regiones rurales. A pesar de los grandes esfuerzos y gastos, en Venezuela todavía no se ha logrado un proceso de desarrollo social y económico cónsono con las nuevas realidades, asociado al aprovechamiento localmente apropiado de las potencialidades naturales, humanas y técnicas que identifican y caracterizan la dinámica de una cuenca hidrográfica. No obstante, se evidencian algunas acciones que en parte contribuyen a que el deterioro de las cuencas no se convierta en un problema irremediable.
En efecto, se han iniciado algunas acciones tendentes a evitar el progresivo deterioro de importantes cuencas hidrográficas, considerando entre otras como áreas de estudio las siguientes: río Hueque, con una superficie de 4.080 Km². situado en la parte oriental del Estado Falcón; río Uribante, ocupa una superficie de 5.000 Km² aproximadamente, localizándose en al región suroeste de los Andes venezolanos; ríos Carinicuao y Manzanare, con una superficie de aproximadamente 2.500 Km² en el Estado Sucre.
Con relación a este programa el balance hasta 1998 (estimándose su culminación a mediados de 1999) arroja entre otros, los siguientes resultados:

  1. Definición de estrategias de integración alrededor de los planes en formulación, mediante la concertación de las capacidades de organismos locales y regionales, públicos y privados con injerencia directa en la conservación de tales cuencas.

  2. Existe un creciente interés manifiesto por las instituciones para la coordinación y movilización de capacidades, en torno a objetivos y metas comunes.

  3. Definiciones de indicadores de sustentabilidad para la validación de las propuestas (programas y proyectos contenidos en los planes) para el desarrollo de actividades en las áreas relacionadas.

  4. Concertación interinstitucional que se estima facilite un amplio espacio de integración entre los organismo de las de nuestro país involucradas.

Finalmente, al considerar la experiencia iniciada en Venezuela y posiblemente otras a nivel latinoamericano, se puede asumir una posición optimista en cuanto que el deterioro de las cuencas hidrográficas no es un problema irremediable, por el contrario, existen mecanismos técnicos e institucionales en cada uno de los países de Latinoamérica capaces de enfrentar ese acelerado deterioro de nuestras cuencas hidrográficas de tal forma de orientar el anhelado desarrollo sustentable de nuestra sociedad.